Las rabietas no requieren de control, sino acompañamiento.

     Es una pena ver por la red esta clase de "consejos" para el manejo de las rabietas. Incluso el nombre lo dice todo: Consejos para el CONTROL de las rabietas.

     Estoy consciente de que existen diferentes maneras de criar a los hijos. En lo que no estoy de acuerdo es en aquellas formas en las que se recurra al abandono, cualquier tipo que sea. En este escrito el abandono que sugiere es el emocional. Sin embargo puede repercutir en lo físico ya que cada niño reacciona de forma distinta al abandono: enojándose aún más y llegar a las autolesiones (otra forma de comunicarnos su malestar), dejando de llorar (resignándose y reteniendo esas emociones) o bien, yéndonos a buscar expresando de forma explícita (para que no quepa duda) que nos necesitan. Si esta es una práctica común a parte en que no estamos acompañando puede resultar peligroso de forma inmediata (accidentes), a mediano plazo (falta de confianza y seguridad) y a largo plazo por vivir en constante estrés (que no pueden gestionar por sí mismos) les afecte derivándose en posibles trastornos como la ansiedad, depresiones, neurosis, etc.

     Aquí los exponemos y le damos respuesta a cada uno de esos consejos digamos que "bien" intencionados.

1.- Vuelve a tu tarea mientras dura mi rabieta. No me regañes, ni me grites, ni intentes hacer lo mismo que yo (tú eres mi modelo).
R= Desde luego que nosotros los adultos somos sus modelos y precisamente es importante que permanezcamos a su lado, ofreciendo acompañamiento durante esos episodios de estallido emocional (que no pueden controlar). Recordemos qué dice Dra. Sue Gerhardt: "Los niños no pueden gestionar el estrés por sí mismos. En su libro Por qué importa el amor. Les dejo la entrevista que le hizo Eduard Punset en el programa REDES.
Toda agresión, verbal o física es violencia y la violencia genera violencia así que ni considerarla. Recurramos a otras estrategias que podamos al mismo tiempo "enseñarles". Si nos cuesta es válido recurrir a relajarnos primero nosotros y mantener la calma (juntos).

2.- No me mires...Será un motivo más para prolongar mi rabieta.
R= Mirarlos y bajarnos a su nivel físico para ofrecer un abrazo o simplemente verbalizarles que estaremos ahí (a su lado-en la misma habitación) para cuando ellos decidan o necesiten. Les da seguridad y confianza. Tomando en cuenta que los abrazos, los besos, las caricias disparan hormonas del placer (oxitocina, endorfinas, etc.) y eso reduce de manera natural el estrés. Favorecen en el desarrollo neuronal. De ese modo les acompañamos también mostrando empatía para que luego, pasado el momento, crear la confianza para el diálogo.

3.- No cedas...Aunque haya logrado cansarte.
R= No se trata de ver quién gana a quién. En ese momento nosotros los adultos (guías) somos quienes debemos estar atentos a que no se hagan daño, estar ahí para cuando pase ese estallido para luego conversar sobre él y analizar juntos otras formas. La observación es una herramienta fundamental para entender a nuestros hijos. Además, TODOS hemos pasado por momentos que nos sobrepasan, incluso de adultos y lo que queremos es ser contenidos no ver en el otro indiferencia.

4.- Llévame a otra habitación. Explícame que estás cansado de mis gritos y que podré regresar cuando me tranquilice.
R= ¿Y el acompañamiento? Los niños como los adultos, recurrimos al llanto o a los gritos cuando no nos entienden o cuando algo de plano nos sobre pasa como injusticias. Como adultos podemos autoregularnos y moderarnos en muchos aspectos, sin embargo, a veces es tan grande la frustración que recurrimos al grito como forma de expresión. ¿Qué le enseñamos a un niño si lo apartamos a otra habitación y le decimos que estamos cansados de sus gritos? Estaríamos INVALIDANDO sus sentimientos, sus únicas formas de expresión (escasas habilidades por el momento).

5.- No te preocupes. Sólo lloro porque soy muy buen actor y sé que es la mejor manera para conseguir lo que quiero.
R= El llanto es una forma de hacernos saber que algo no anda bien ya sea física o emocionalmente. Jamás será para chantajearnos, ese sentido sólo se lo podemos dar los adultos. Su llanto es GENUINO. Observar los signos de incomodidad o las señales previas nos podrá ayudar a dar información para saber qué podemos hacer, cómo cubrir o cómo guiar a que cubran sus necesidades (dependiendo de la edad y sus habilidades). Basta de villanizarlos.

6.- Es importante que tu "no" sea "no" en todo momento; incluso cuando haya visitas, estés cansado o fuera de casa.
R= Definitivamente, la consistencia es elemental, así como establecer límites claros en todo momento y lugar. Procurando cubrir sus necesidades, el diálogo y sin perder la conexión entre bebé-niñ@ y mamá-papá(cuidador).

7.- Cuando mi llanto disminuya, invítame a pasear o jugar...como si nada hubiera pasado.
R= Si hubo un estallido emocional ("rabieta") es porque sí pasa algo. Una vez que acompañamos a nuestro hijo a gestionar su estrés (creando conexión, contacto visual, físico, distrayendo o desviando su atención, relajándolos con música, etc.). Dar validez a lo que sucedió, conversar sobre sus emociones, cómo puede ser diferente, en qué mejorar. Ante todo, siempre demostrarles AMOR, eso no se negocia, debe ser GENUINO y libre.

     Nosotros conocemos mejor que nadie a nuestros hijos y somos los únicos que podemos acompañarlos en esta aventura de su desarrollo emocional. Los 5 primeros años de vida son la base para establecer confianza, seguridad, empatía, respeto y es precisamente en esos episodios en los que se pone en práctica (ellos nos observan) estas bases para el crecimiento incluso de su personalidad. Es un proceso en el que poco a poco nuestros hijos irán adquiriendo nuevas estrategias para expresarse (más sofisticadas), mientras tanto dependen de nosotros.

     Si estamos sobrepasados es importante:
-Recurrir a alguna actividad de relajación.
-Tomarnos unos minutos.
-Pedir relevo.
-Es sano contar con al menos media hr a una hr al día para nosotros mismos si estamos a cargo de nuestros hijos de tiempo completo.
-Si crees que se te acaban las estrategias o se te dificulta autorregularte (tiendes a gritar, golpear, etc.) acude con algún profesional de la salud. Mientras puedes comentarlo con alguna amiga cercano para buscar una red de apoyo. Evita criar en soledad.
-Para saberte acompañada, conocer a otras mamás que están pasando por similar situación, puedes acudir a los círculos de crianza de tu localidad. En Mérida Yucatán cuentas con El arte de la crianza con 2 círculos al mes, asesoría psicológica y talleres. Puedes contactarnos.